Separadas.


 ¡Solo son dos manos!

-Pensaba en voz alta, aun perdida en el recuerdo de su propio pulgar acariciando aquella mano ajena. Diez dedos entrelazados, ¿Qué tiene eso de especial? No creaban oro, ni salvarían al mundo. 

Incluso un solo tirón las separaba,y aun así, cuando tomaba su mano sentia que eran indestructibles. Cuando tomaba su mano sentía que serían eternas.

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