Tortura China.

Porque ya lo decía Bukowski “He besado más botellas que personas y sinceramente, una resaca duele menos que un desamor” pero lo que él no decía, es que hay personas que son más embriagantes y adictivas que una botella. 

Y ni hablemos de los recuerdos que caen como cuentagotas en mi frente, casi como una tortura china, pero voy a hacer como que no tengo miedo, por que aun me queda tiempo para sentir, para sufrir, para añorar. Puede que me cueste volver a levantarme y ni te digo del tiempo que le voy a restar a mi descanso, puede que me odie por mucho tiempo por no saber cómo llevar las cosas, porque la vida es más difícil cuando se trata de dos, porque la decisión de desaparecer completamente de la vida del otro es más difícil que escoger una buena carta en un mazo de naipes para que me lean el futuro. Y es todavía aún más difícil mantenerlo en pie, porque deseo todo el tiempo, reaparecer y seguir peleando por aquello que anhelo, que deseo y que amo, pero necesito dejarnos descansar en paz, aunque eso signifique morir más lento, y que después de eso no sea más que un cuerpo descompuesto, que no sepa lo que es recordar lo que es sentir el aliento, la frescura del agua sin convertirse en una lágrima y que va extinguirse en el desierto de mis mejillas, esas que arden desde el primer momento que descubrí tu sonrisa. Estoy tratando de entender que a veces es mejor no mirar atrás, y seguir adelante, pero no encuentro el camino que debo andar, no tengo la suerte de poder adivinar por cuál sendero me debo arrastrar hasta que vuelva aprender a caminar, porque esa última palabra hiriente que leí proveniente de tí, me despojo de toda energía necesaria para vivir, y eso que recien llevo horas sobreviviendo a eso que llaman desamor. 

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