Silbidos~ Parte cuatro.

El mozo se acerco a mi, un joven-adulto de facciones muy estilizadas, razones claras de porque el bar solía llenarse tanto de mujeres a esta hora de la mañana, si bien estaba bastante repleto, el murmullo era casi inaudible.

Que desea tomar? -me pregunto con una voz dulce y grave-
E-eh.. solo un café por favor -conteste algo torpe, nerviosa por el anterior encuentro-
En seguida se lo traigo -respondió cortésmente con una sonrisa-

Le devolví la sonrisa y me dedique a pensar como llamarle la atención o mínimamente poder hablar un poco mas con ella, que solo aquellas tontas lineas en el pequeño incidente. Mi mente divagaba -y realmente lo hacia- dibujando las miles de posibilidades y situaciones que podrían desarrollarse al intentar hablarle, y sinceramente ninguna me convencía lo suficiente. El mozo trajo mi café y me dispuse a tomarlo, si bien ya había agotado mi mente pensando, aquella hermosa mujer aun seguía en su pequeño mundo, que eran aquel libro y sus auriculares, su piel se veía suave y brillante, sus ojos marrones se aclaraban con pequeños rayos de sol que la rodeaban, aquellos lentes enmarcando su mirada concentrada, vestía remera blanca con una estúpida frase en ingles que no sabía leer, unos jeans bordo que delineaban su cuerpo y unas típicas pero muy bien parecidas zapatillas de lona. Era PERFECTA, ella era perfecta para mi, despertaba todos sentidos y los mantenía alerta, el ruido de la hoja siendo dada vuelta aceleraba mi corazón, su perfume llegaba hasta mi mesa, atraído por aquel bendito ventilador ubicado en un lugar ideal.
Me levante de golpe, totalmente segura a acercarme a ella y hablarle pero al hacerlo logre ver mi mochila que había dejado sobre la silla vecina, el trabajo me esperaba y si no lo terminaba, tendría graves consecuencias, volví a sentarme y suspire con pesadez, Oh vamos!  -gruñi- y comencé a trabajar sin perderla de vista ni un segundo, si se iba sin poder acercarme, perdería todo, es claro que no volvería a verla, era mi oportunidad, mi única oportunidad.

Paso una hora y ella seguía inundada en aquel libro, era como si no respirara, como si no tuviera vida, ya no podía perder el tiempo, recogí mis cosas y las guarde nuevamente en mi mochila, me acerque a la caja, abone lo consumido y sin mas preámbulos me diriji hacia ella.

H-hola -dije algo nerviosa-

Por un momento la joven pelinegra alejo la mirada de su libro y me miro, me miro, a mi, me miro, ella realmente me había escuchado y había atendido a mi llamado.

Hola, tardaste mucho en venir a saludar -dijo animada con una dulce sonrisa en la cara-

Realmente quede sorprendida, me temblaron las piernas dándome un fatal desequilibrio frente a la mujer que me hablaba,  ante eso y sin más tome asiento delante de ella y volvió a sonreír.

-De verdad lo único que vas a decirme es "Hola" ? -me hablo bajando los lentes con un dedo y flechandome con su mirada-
-Discúlpame, es que solo tuve un bajón de azúcar en sangre, el café estaba amargo -bromee para romper mi propio hielo que me rodeaba-

Rió apenas apoyando el libro en la mesa y el titulo decía "Psicología I" , fue en ese momento que entendí porque estaba tan concentrada leyendo aquel libro al que yo odiaba en secreto desde la otra punta.

-En fín -corregí la voz- como que sabías que iba a hablarte?
-Simple, cuando entraste por aquella puerta me di cuenta que era la chica con la que había chocado y supuse que si me recordabas vendrías a saludarme.

La charla fue larga y tendida, increíblemente hablábamos como si nos conociéramos de toda la vida, nos presentamos debidamente, hablamos de lo que estudiábamos, la edad que teníamos, los típicos temas que uno habla con una persona totalmente nueva y una que otra cosita más, dejando por ultimo nuestros números agendados en el móvil ajeno de la otra y prometiéndonos volvernos a juntar.

Si, todo era perfecto, todo era de color de rosa, si realmente hubiera pasado así, en realidad, ella no era tan directa para hablar, mas bien hablaba bajo y con cierta vergüenza, eso en realidad solo la hacia mas llamativa para mi, y ciertamente si deje mi numero en su celular, pero ella no me dio el suyo, solo prometió algún día escribir.

El día trascurrió como siempre, mi mente divagaba por quien sabe que dimensión paralela a realidad presente, soñando, anhelando con aquel mensaje o llamado tan deseado, pero como era de esperarse nunca llego. La noche cayo como una espesa cortina de oscuridad, luego de darme una ducha y de comer alguna que otra cosa que se encontrara en mi heladera, me propuse olvidar e intentar dormir. Fue una de esas noches en que ni el rivotril, ni el medio vaso de vodka pueden hacer que tu mente se calle.. Oh insomnio "Regresa a la forma humilde que mereces" ~ murmure pesadamente y luego de varias horas logre dormir sin previo aviso.

-Estatica-"Present day, present time hajajajaja" Escuche entre medio de algún nostálgico sueño, apenas logre abrir los ojos descubriendo que ya era de día y que la fuente de ese sonido no era ni mas ni menos que el tono de mi celular, salte de la cama para recogerlo y ahí estaba, el mensaje tan anhelado de un numero desconocido...

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