Frustración

Hace ya casi cinco años atrás, mi viejo me dejaba en una ciudad que no conocía, que no sabía sus "manejes" como lo hacía con la mía. Hace cinco años atrás mi viejo me abrazo y me dijo "cuidate hija, hay mucho loco dando vueltas" tiempo después como si fuera un logro de la vida, en una llamada telefónica le comenté contenta "papá, quedate tranquilo, ya se que calles tomar, cuales son menos oscuras, cuales son más transitadas y se muy bien en qué horario la gente desaparece de la ciudad" y el me felicitó. Si, esa es la forma de cuidarse. Si, aceptando la realidad de que siendo mujer tenía que saberme todas esas cosas para estar segura.

En mi casa me llamaban mientras un Remis me llevaba al aeropuerto para que sepan que "alguien me esperaba" se mantenían en contacto mientras esperaba un colectivo en rawson, mientras esperaba el avión en bsas, no me dejaban caminar al colegio a las 7am y si entraba más tarde "no vayas sola", si salíamos a un boliche un padre nos buscaba, o un amigo nos acompañaba. Si nos juntábamos en una casa, nos acompañábamos hasta cerca de nuestras casas con la promesa de avisar cuando llegaras, con los chistes malos de "no me violes, soy fea" "no me violes, tengo gonorrea", "no pasa nada, mira la hora que es, hasta los violadores trabajan mañana"..

Hoy lo miro de lejos, y hoy estoy podrida de todo eso, de no poder caminar tranquila, de tener que estar poniéndome una capucha, y agachar la mirada al suelo sin tener contacto con la poca gente que anda, de poner las manos en los bolsillos y subir a un colectivo como si estuviera cometiendo un crimen al hacerlo de noche. De escuchar de tus amigos un "avisame cuando llegas" que ya se volvió costumbre aunque sean las 8 de la noche, de tener miedo de aceptar un trabajo que "se ve sospechoso", de conocer a alguien en lugares públicos "por si las dudas", de tomarte un taxi a la madrugada.

Es el miedo, ese que es alienante y nos guía a tener estas horribles costumbres, ese miedo generalizado con el que todas vivimos, al ver día a día como miles de chicas como vos, tu sobrina, tu hermana, tu vieja, tu novia, terminan en otro país siendo explotadas o peor aún en una bolsa de consocio negra escondida en cualquier sucia zanja.

Lamentablemente desde que nacemos nos imponen un revolver en la cabeza y vivimos la vida con el miedo a que sea gatillado.

Comentarios

Entradas populares